LA CÁMARA GREMIAL DE LOS EMPRESARIOS NACIONALES

«En los años que me tocó conducir a la institución, los logros alcanzados por CAESCO coadyuvaron al objetivo superior de instalar al empresariado informático nacional organizado, para representar –en un momento incipiente– los intereses de una actividad productiva de creciente desarrollo. En ese marco, la Cámara creó el Consejo Federal de Empresas de Servicios Informáticos (COFESI) y se organiza en siete delegaciones regionales: Sede Central (ciudad de Buenos Aires), Delegación Centro (Córdoba capital), Delegación Litoral (Rosario, Santa Fe), Delegación Mesopotamia (Resistencia, Chaco), Delegación Cuyo (Mendoza capital), Delegación Sur (Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires) y Delegación Norte (San Salvador de Jujuy, Jujuy). El COFESI fue el encargado de coordinar los Congresos Federales de Empresas de Servicios Informáticos.»

«Con la presidencia de Angel Forte, la Cámara Empresaria de Servicios de Computación (CAESCO) nació el 19 de septiembre de 1981.La situación política y económica que el país sufría en esos años, no me permitió incorporarme a ese grupo inicial. Recién a mediados de los años ’80 comencé a concurrir a las reuniones de la cámara y a participar de la vida institucional. Fui revisor de cuentas suplente, miembro del Directorio y Vicepresidente. Finalmente, desde octubre de 1986 fui electo Presidente, un cargo que ejercí durante dos períodos consecutivos. «
EL DÍA DE LA INFORMÁTICA Y EL PREMIO CIRCE
El 10 de diciembre fue el día elegido por la comunidad informática como Día de la Informática. Como presidente, mantuve esa tradición durante todo mi mandato e instituí el premio CIRCE, con el que premiábamos los acontecimientos del sector que más se habían destacado cada año.


«En el terreno institucional, CAESCO obtuvo el reconocimiento del Ministerio de Trabajo de la Nación como entidad gremial-empresaria el 17 de abril de 1987, y fue la primera cámara informática que formó parte de la Confederación de Actividades Mercantiles (CAME), integrando a partir de 1988, el Consejo de Presidencia de la Comisión de Relaciones Institucionales de esa entidad. También fue notable el éxito que la cámara obtuvo ante la Dirección General Impositiva, al lograr la exención de IVA a la actividad de graboverificación, evitando así el quebranto económico de muchas de las empresas de ese sector.«
«El fortalecimiento institucional que alcanza CAESCO en ese período fue también el de los intereses nacionales del sector informático. Ése es un hecho modificó la estrategia de las empresas transnacionales que dominaban los negocios de la actividad, que hasta ese momento no habían considerado necesaria la creación una cámara que los representara, porque les había resultado efectivo asociarse a todas las organizaciones empresarias del sector empresario e influir, de diversas maneras y en forma determinante, sobre sus decisiones institucionales. La crisis que CAESCO enfrentó al aproximarse el fin de mi primera presidencia es un buen ejemplo de la importancia que, para esas empresas, tenía la estrategia de permanecer e influir desde un segundo plano. Cuando la mayoría de las empresas asociadas a la cámara me propuso renovar mi cargo por otro mandato, los socios transnacionales y sus seguidores comenzaron a tejer una interna, que tenía como objetivo hacer retornar a CAESCO al redil de las organizaciones complacientes con sus intereses.«

«La Asamblea General para la renovación de las autoridades se realizó en el denominado Teatro del Pueblo, una sala ubicada en Diagonal Norte al 900, en el mismo edificio donde CAESCO tenía sus oficinas. En medio de la asamblea, con gran sorpresa de la mayoría de las empresas participantes, se presentó una delegación de la Inspección General de Justicia (IGJ) que –nos enteramos después- había sido pedida por los representantes de IBM, quienes al ver la llegada de los inspectores para garantizar la transparencia de la Asamblea, exclamaron con aire de triunfo: ¡Se acabó la etapa Zaccagnini! Pero se equivocaron. Gracias a que pudieron votar todos los presentes –y no sólo los que tenían la cuota al día– la Asamblea volvió a elegirme como Presidente por dos años más. Las empresas transnacionales que se oponían a nuestra gestión acusaron la derrota. Así fue que, por primera vez, IBM se retiró de una cámara empresaria.»
«El progresivo abaratamiento de las computadoras de gran porte y la aparición de las computadoras personales fueron disminuyendo la necesidad –y en consecuencia el negocio- de los servicios de computación. La perfoverificación fue paulatinamente reemplazada por el procesamiento distribuido. Como consecuencia de este nuevo escenario, se comenzó a instalar la idea de fusionar a CAESCO con la Cámara de Empresas de Software (CES). Con José Luis Ferreyro, entonces presidente de la CES, conversamos largamente sobre esa posibilidad. Recuerdo la amable batalla que sostuvimos por el nombre de la nueva cámara que resultase de la fusión, porque yo quería denominar la Cámara de Servicios Informáticos y Software CESIS, y él insistía con invertir el orden a Cámara de Software y Servicios Informáticos CESSI, nombre que finalmente se adoptó.«
Publicamos el documento «CAESCO ante la realidad informática argentina» que contiene algunas consideraciones que aún hoy siguen teniendo vigencia.
«A mediados de 1989, el recientemente designado Intendente de la Ciudad de Buenos Aires Carlos Grosso me invita a formar parte de su gabinete inicial como Subsecretario de Sistemas de Información, una responsabilidad política de magnitud que acepté. Consideré entonces ético y necesario renunciar a la Presidencia de la CAESCO, asumiendo en mi lugar mi vicepresidente Raúl Díaz, quien negoció la fusión. CAESCO y CES se unieron a principios de la década del ´90, dando origen a la actual Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos CESSI. Una fusión asimétrica, que posibilitó la inserción de la inteligencia argentina en el negocio global del software, pero que también postergó sin fecha, la aún pendiente discusión sobre la mejor utilización de la inteligencia y el conocimiento de los argentinos.»
